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Amarillismo Periodístico: Caos Educativo


No hay mejor manera de medir el grado de Libertad de un país, que consultando su prensa.

Marco Vargas Llosa


¡Caos! Una especie de guerra civil entre padres de familia e instituciones educativas. Malas interpretaciones, ¿serán producto de la pésima capacidad lectora del país o de la acostumbrada ambigüedad que presentan los documentos del Ministerio de Educación?


Sin duda alguna es la suma de las dos, multiplicada por los titulares escandalosos que la prensa transfiere a través de los medios de comunicación sin hacer un análisis exhaustivo, profundo y comparativo.


Confrontaciones, denuncias y la proliferación por redes sociales en contra de las instituciones educativas y sus autoridades por una noticia mal entregada y por la información tardía y ambigua por parte del Ministerio de Educación. Hoy se viven momentos de incertidumbre y angustia, carteras vencidas elevadas, instituciones educativas cerradas, ¡la educación del país en peligro!


Es necesario que la misma cartera de estado reintegre la confianza que ellos mismos han mermado y que apoye a la educación que está en riesgo. Hace falta liderazgo, reimaginar un nuevo concepto de cómo educar en tiempos e COVID-19 y promover resiliencia en todos los actores educativos.


Es verdad el hecho de que la prensa construye pensamiento divergente, nada crítico, lo ambiguo,lo amarillista y poco informativo nos lleva a la destrucción de la sociedad. Hoy necesitamos pensadores, grandes comunicadores (no informadores), para informar se necesita escribir en un computador, par comunicar se necesita estudio, preparación y ética, esa ética que hace mucho no existe.


Lo que no se explicó claramente es sobre las 3 modalidades de educación, sobre cada una de ellas más desventajas que ventajas, menos accesibilidad educativa y condiciones por lo demás complejas tanto para las instituciones educativas como para los padres de familia. ¿Qué tan preparado está el país para al menos dos de estas modalidades?


Y es claro que no se comprendió qué diferencias se establecen en las tres modalidades y lo que implica una diferenciación del 30% o 65% en cuanto a sus costos y así mismo a las condiciones educativas.


Necesitamos reparar la confianza de la educación particular y fiscomisional, la misma que ha hecho mucho por el país y la que siempre ha mantenido su estándar de calidad por lo alto, sobre todo ante la fiscalidad.


Ahora toca a quienes estamos al frente promover el diálogo y la explicación clara sobre la información segmentada brindada gracias a los que lanzan la piedra y luego esconden la mano. No más amarillismo, no más información escandalosa y dañina. Es momento de paz, de tranquilidad y de altruismo.



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